Si te preguntan que hábitos de vida son saludables todos diremos: hacer ejercicio y comer bien. Sabemos que, esos dos factores mejoran la salud y previenen numerosas enfermedades. Pero, ¿sabes qué impacto tiene el ejercicio en tu salud si tienes cáncer? ¿Sabes si tiene alguna relación con los efectos secundarios más habituales? Hoy te lo cuento todo sobre los beneficios del ejercicio físico en las personas con cáncer.
Los efectos secundarios y el ejercicio físico
Tanto los tratamientos de cáncer como el propio tumor generan diferentes efectos secundarios en las personas con cáncer que impactan en su calidad de vida y, a largo plazo, pueden aumentar el riesgo de padecer otras enfermedades. Los efectos secundarios son muy diferentes en cada persona y pueden ser de carácter agudo (aquellos que solo aparecen durante los tratamientos y que al finalizar los tratamientos desaparecen) o duradero en el tiempo (aquellos que se mantienen tras los tratamientos o aparecen más tarde). En este caso, los mayores beneficios del ejercicio se relacionan con reducir o prevenir estos los efectos secundarios.
De hecho, podemos hablar de que el ejercicio físico impacta, en mayor medida, en estos 5 grupos de efectos secundarios: los funcionales, la composición corporal, las alteraciones cardiovasculares, modificaciones en biomarcadores pronóstico y las alteraciones psico-sociales.
En estos efectos secundarios, el ejercicio físico puede recuperar o prevenir, sobretodo, algunas alteraciones funcionales, la capacidad cardiovascular y su relación con enfermedades cardiovasculares posteriores, las alteraciones de la composición corporal y mejorar los biomarcadores pronósticos. Sin embargo, también puede complementar y potenciar otros tratamientos que imparten diferentes profesionales, como es en el caso de algunas alteraciones funcionales que deben ser tratadas mediante rehabilitación, o las alteraciones psico-sociales que deben ser tratadas por psicólogos (Casla-Barrio & Alfaro-Gamero, 2018).
Lo que sí es importante es que siempre que sea una patología diagnosticada, debe ser tratada por un especialista médico, antes de poder empezar a hacer ejercicio.
Beneficios del ejercicio físico: qué y cuándo.
La realidad es que el primer beneficio que esperamos vivenciar con el ejercicio suele ser a nivel físico, pero la experiencia me dice que el primer beneficio que se experimenta es a nivel emocional y psicológico, las personas suelen sentirse muy bien cuando hacen y finalizan las sesiones de ejercicio, lo que les ayuda a estar de mejor humor en su día a día.
El siguiente beneficio que suele aparecer es a nivel funcional: tanto el movimiento como los estiramientos que se incluyen en los programas, ayudan a reducir molestias relacionadas con malas posturas (qué han podido ser adoptadas tras las cirugías o tiempos de inmovilización); mejora el equilibrio y la coordinación general, lo que hace que caminar, correr y otros movimientos sean menos dolorosos, más eficaces y nos cansen menos; y reduce las neuropatías periféricas, ayudando a mejorar la sensibilidad de las zonas afectadas, reduciendo la sensación de hormigueo o acorchamiento en pies y manos y ayudando a la recuperación de la motricidad fina en ambas partes (Casla-Barrio & Alfaro-Gamero, 2018).
Otro de los beneficios que se hace patente sobre las 6 semanas de ejercicio es la mejora de la capacidad cardiovascular, lo que ayuda a reducir la sensación de fatiga y a aumentar la percepción de la energía que tenemos para hacer nuestras tareas del día a día. Este beneficio es muy importante en dos sentidos: el primero es que una buena capacidad cardiovascular reduce el riesgo de tener enfermedades metabólicas y cardiovasculares a largo plazo; el segundo es que si este parámetro está en niveles saludables, aumenta la supervivencia de las personas. Por ello, es un efecto secundario que es muy importante de recuperar, ya que la reducción de la capacidad cardiovascular por debajo de los niveles saludables se observa en el 70% de los pacientes con cáncer, tras los tratamientos.
Por último, el impacto en composición corporal es el que más tarda en aparecer. El ejercicio aumenta el gasto calórico (reducido por los tratamientos) ayudando a los pacientes a generar mayor movilización de las grasas, especialmente de la grasa visceral. Además, el aumento de la funcionalidad y un programa de fuerza adecuado, mejora la absorción proteica por parte del músculo, previniendo la sarcopenia (pérdida de masa muscular), tan habitual en las personas con tratamientos de quimioterapia y radioterapia. Además, una buena masa muscular se traduce en mayor gasto calórico, mejor funcionalidad y mayor absorción del calcio por parte de los huesos, lo que, unido al ejercicio, ayuda a prevenir problemas como la osteopenia u osteoporosis.
Esta regulación metabólica que permite un equilibrio saludable en la composición corporal, así como los cambios cardiovasculares, impactan en numerosos biomarcadores que impactan en el pronóstico del cáncer. Entre ellos, destaca la disminución de la resistencia a la insulina, la reducción de los factores de crecimiento relacionados con la insulina, de los niveles de hormonas sexuales y de numerosos factores de inflamación. Todos esos cambios unidos a una mayor funcionalidad de las defensas (NK especialmente), se ha visto que mejora la tolerancia a los tratamientos y puede que aumente su eficacia.
Y lo más importante de todo, estos cambios en su conjunto y mantenidos en el tiempo… pueden aumentar la supervivencia de los pacientes oncológico entre un 15-20%, especialmente de mama, colon y próstata.
¿Te he convencido?¿Vas a empezar ahora mismo a hacer ejercicio? Pues lo primero que debes hacer es decírselo a tu médico de referencia, y que él te aconseje. El siguiente punto es hacerlo con un profesional con experiencia. Y por último, tómate tu tiempo para el cambio, sin prisas pero sin pausas, disfrutando del camino, así… llegarán los resultados.
Ahora seguro que te surgen otras dudas…¿cuánto ejercicio debo hacer? ¿puedo hacer cualquier tipo de ejercicio? ¿cómo consigo todos estos beneficios? Todo ello lo iremos desvelando en las siguientes semanas…
Nos encantaría que nos dejes tus preguntas y sugerencias, y, si te parece un tema interesante, no dudes en suscribirte a nuestro blog.
Gracias por haber llegado hasta aquí y, ya sabes, Ante el cáncer…¡Muévete!
Referencias bibliográficasCasla-Barrio, S., & Alfaro-Gamero, J. (2018). Exercise-Oncology: from theory to practice. Eur. J. Hum. Mov, 41, 24-48.